Por Pancho Panebianco
Necesitamos detener el deterioro de la ciudad de Buenos Aires en todas sus áreas: salud, educación, vivienda, trabajo, seguridad, etc. Hace falta remplazar la gestión de burócratas e inescrupulosos que sólo buscan enriquecerse. La tarea debe ser conducida por los más idóneos en interesados en cada área. Es la hora de la participación ciudadana y barrial.
Los vecinos convivimos con problemas y carencias y la reflexión cotidiana y permanente sobre estos nos da ideas para superarlos. Los que respiramos, los que estamos alerta ante la contaminación somos quienes debemos fiscalizar los procesos industriales y el destino de sus emanaciones y desechos.
El espacio público, tierra de nadie es propicio para el delito. Hay que recuperarlo como zona segura, ocupándolo, haciendo que vuelva a ser grato encontrarnos en él. Las plazas necesitan adecuarse a quien las usa, ser cuidadas por quien las quiere. Se debe priorizar la mano de obra local por sobre las empresas contratistas amigas del poder. Los urbanistas y vecinos que viven y transitan el barrio son los más capacitados para ordenar estas reformas.
Nosotros, los que vivimos y amamos el barrio y la Ciudad somos quienes podemos cuidarla mejor.
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