El MOVIMIENTO
COMUNERO felicita a los Consejos Consultivos Comunales de las Comunas 3, 5,
10, 13 y 15 por haber presentado un Amparo en defensa de sus derechos y contra
el Programa Gubernamental Buenos Aires Elige, que es una falsificación de la
democracia participativa y los mecanismos que para ejecutarla establece la Constitución
de la Ciudad.
Está muy bien que se consulte a los vecinos sobre las obras
públicas que quieren y necesitan en los barrios; más aún, la democracia
participativa implica la intervención directa de los ciudadanos en la
elaboración, decisión y control de las acciones públicas. Y para eso la Constitución
creó el Cuarto Poder de la Ciudad – las Comunas – como la institución central
de la democracia participativa. Independiente del Gobierno de la Ciudad y con dos organismos de gobierno propios: una Junta
Comunal elegida por la ciudadanía y un Consejo Comunal integrado libre y
voluntariamente por los vecinos y sus organizaciones. El Consejo Comunal es el
organismo de participación popular permanente y directa, que debe deliberar y
gobernar con los representantes elegidos en las Juntas Comunales, para llevar a
la práctica la democracia participativa en la ciudad; aquella donde el pueblo
delibera y gobierna CON su representantes.
Sin embargo, el Gobierno de la Ciudad se opuso permanentemente
al funcionamiento de las Comunas. Tardó cinco años en dar las primeras
elecciones comunales y lo hizo, no por voluntad propia, sino por una sentencia
de cumplimiento obligatorio emanada del Superior Tribunal de Justicia local.
Puestas a funcionar contra su voluntad política, nunca les dio presupuesto
propio, ni le transfirió las funciones que dictamina la ley, ni reconoció a las
Juntas Comunales como órganos colegiados de los gobiernos comunales, ni mucho
menos a los Consejos Comunales como organismos participativos legalmente
establecidos.
En el marco de esta voluntad política claramente opuesta a
la participación ciudadana, llama la atención el lanzamiento del Programa BA Elige, con un
respaldo de 500 millones de pesos, cuando a las Comunas jamás les asignaron un
peso. Publicitado como si, a través de él, los ciudadanos ejercieran la participación,
decidiendo las obras que quieren que se hagan en sus barrios, resulta, en
realidad, un estudiado mecanismo para falsificar e impedir la participación real,
institucional y libre de los vecinos. Porque la limita a un mecanismo
exclusivamente virtual, no interactivo, centralizado y sin ninguna posibilidad
de intercambio ni control por los ciudadanos. Los funcionarios que dirigen y
llevan adelante las distintas etapas del proceso del BAElige, conocen todos los
datos sobre las personas que proponen y votan, pero estos no tienen ningún
acceso a dicha información. Así un ciudadano que hace una propuesta, no tiene
información alguna sobre quien la apoya, quien la evalúa “técnicamente” y quien
la vota, ni puede comprobar, en consecuencia, si la votación virtual fue hecha
por trolls o por ciudadanos reales, ni conocer los criterios de la evaluación,
ni si ésta fue fundada en razones técnicas o razones “políticas”. Al impedir cualquier
posibilidad de intercambio de los ciudadanos entre sí y con los funcionarios intervinientes,
el programa BAElige se convierte en una falsificación y manipulación de la
participación ciudadana de acuerdo con los intereses del gobierno.
La propuesta del MOVIMIENTO
COMUNERO es que los recursos informáticos necesarios sean transferidos a los
Consejos Consultivos Comunales, para que estos los incorporen al proceso de
elaboración participativa del plan y presupuesto comunal anual. Como lo
establece la Ley 1777.